"… Acaso tú, Maestro
de tu propia Misericordia, ¿no revelarás la Doctrina del Corazón?, ¿Te negarás
conducir a tus Servidores al Sendero de Liberación?... Los Senderos son dos:
las grandes Perfecciones tres; seis las Virtudes que transforman al cuerpo en
el Árbol del Conocimiento… ¿Quién oirá, primero, la doctrina de los dos
Senderos en uno, la verdad develada acerca del Corazón Secreto? La Ley que,
apartándose de la erudición, enseña la Sabiduría, revela un relato de penas…
Busca los Senderos. Sin embargo, Oh Lanoo, sé de corazón puro antes de
emprender tu viaje. Antes de dar tu primer paso, aprende a discernir lo real de
lo falso, lo transitorio de lo perdurable. Aprende, sobre todo, a distinguir
entre el saber de la Cabeza y la Sabiduría del Alma, la doctrina del “Ojo” de
la del “Corazón”… Apártate de la ignorancia y de la ilusión. Voltea tu cara del
mundo ilusorio; no confíes en tus sentidos, son falsos. Pero dentro de tu
cuerpo, en el tabernáculo de tus sensaciones, busca en lo impersonal, al
“hombre eterno” y al haberlo encontrado, mira al interior, eres Buddha… El
Sabio rechaza el falso saber que la buena Ley esparce a los vientos. Su rueda
gira para todos, el humilde y el soberbio. La “Doctrina del Ojo” es para la
mochedumbre, la “Doctrina del Corazón” para los elegidos. Los primeros repiten
orgullosos: “Mirad, yo sé”, los segundos, los que han cosechado en humildad,
confiesan en voz baja, “así he oído”… La “Doctrina del Corazón”, Oh Discípulo,
es llamada: “Gran Tamizador”… La rueda de la buena Ley sigue adelante
rápidamente. Muele de noche y de día, separando del grano dorado la cáscara sin
valor, de la harina, los desechos. La mano del Karma guía la rueda; las
revoluciones marcan los latidos del corazón Kármico… El verdadero conocimiento
es la harina, el falso saber, la cascarilla. Si quieres nutrirte con el pan de
la Sabiduría, debes amasar tu harina con las aguas cristalinas de Amrita
(Inmortalidad). Pero si amasas tus escorias con el rocío de Maya, sólo puedes
producir alimento para las palomas negras de la muerte, las aves del
nacimiento, del decaimiento y del dolor… Si te dicen que, para llegar a ser un
Arhan, debes cesar de amar a todos los seres, diles que mienten. Si te dicen
que, para obtener la liberación, debes odiar a tu madre y descuidar a tu hijo;
negar a tu padre y llamarle “amo de casa”; renunciar a toda compasión por los
seres humanos y los animales, diles que sus lenguas pronuncian falsedades… Si
te han enseñado que el pecado nace de la acción y la bienaventuranza de la
inacción absoluta, diles que yerran. La impermanencia de la acción humana; la
liberación del yugo de la mente, por la cesación de pecados y faltas, no son
para los “Egos Devas” (El Ego que reencarna). Así dice la “Doctrina del
Corazón”. El Dharma del “Corazón” es la encarnación de Bodhi (la Verdadera
Sabiduría Divina), lo Permanente y Perdurable. La Lámpara arde luminosa cuando
la mecha y el aceite están limpios. Para limpiarlos hace falta un limpiador. La
llama no siente el proceso de limpieza. “Las ramas de un árbol son sacudidas
por el viento; el tronco queda inmóvil.” La acción y la inacción pueden estar
en ti: tu cuerpo agitado, tu mente tranquila, tu Alma tan límpida como un lago
de una montaña. ¿Quieres convertirte en un Yogui del “Círculo del Tiempo”?
Entonces, Oh Lanoo: Oh Devoto, no creas que, sentándote en las forestas
oscuras, en orgullosa reclusión y apartado de los seres humanos; alimentándote
de raíces y hierbas y aplacando la sed con la nieve de la gran Cordillera, te
conduzca a la meta de la liberación final. No pienses que, rompiéndote los huesos
y fustigando la carne y los músculos, te unes a tu “Yo silencioso”. No pienses
que, Oh Víctima de tus Sombras, hayas cumplido con tu deber hacia la naturaleza
y los seres humanos, una vez conquistados los pecados de tu burda forma. Los bienaventurados
desdeñan comportarse así. El León de la Ley, el Señor de Misericordia (Buddha),
percibiendo la verdadera causa del pesar humano, dejó inmediatamente el dulce,
sin embargo, egoísta, reposo de la selva tranquila. De Aranyaka El se convirtió
en el Maestro de la humanidad, Después que Julai había entrado en el Nirvana,
predicó en el monte y en la planicie, dando discurso en las ciudades, a los
Devas, a los seres humanos y a los dioses. Siembra acciones bondadosas y
cosecharás su fruto. La inacción, en un acto compasivo, se convierte en una
acción en un pecado mortal… ¿Te abstendrás de la acción? No es así que tu alma
obtendrá su liberación. Para llegar al Nirvana, hay que alcanzar el Conocimiento
del Yo (superior) y el Conocimiento del Yo (superior) es el hijo de las
acciones amorosas… Ten perseverancia, como aquel que todo lo sobrelleva para
siempre. Tus sombras viven y se desvanecen; lo que en ti vivirá siempre, lo que
en ti sabe porque es conocimiento, no es de la vida transitoria: es el hombre
que ha sido, es y será, para el cual la hora nunca suena. Si quieres cosechar
dulce paz y reposo, Discípulo, siembra con semillas de mérito los campos de las
cosechas futuras. Acepta las penas del nacimiento. Retírate de la luz del sol y
entra en la sombra, para hacer más sitio a los demás. Las lágrimas que riegan
el suelo árido del dolor y del sufrimiento, hacen germinar los retoños y los
frutos de la retribución Kármica. Del horno de la vida humana y de su humo
negro, se elevan llamas aladas, llamas purificadas que ascienden más y más,
bajo el ojo Kármico y, por fin, tejer la tela gloriosa de las tres vestiduras
del Sendero. Estas vestiduras son: Nirmanakaya, Sambhoga-Kaya y Dharmakaya, la
vestidura Sublime. En verdad, la vestidura Shangana puede otorgarnos la luz
eterna. Mas la vestidura Shangana sólo proporciona el Nirvana de la
destrucción; pone fin al renacimiento, sin embargo, Oh Lanoo, también mata la
compasión. Los Buddhas perfectos que se visten de la gloria del Dharmakaya ya no
pueden ayudar a la humanidad en su salvación. ¡Ay! ¿deberían los YOES ser
sacrificados al Yo; la humanidad al bienestar de las Unidades? Sabe, Oh
principiante, que éste es el SENDERO Abierto, el camino hacia la beatitud
egoísta, de la cual se apartan los Bodhisattvas del “Corazón Secreto”, los
Buddhas de Compasión. Vivir para beneficiar a la humanidad es el primer paso.
Practicar las seis virtudes gloriosas es el segundo. Ponerse la humilde
vestidura del Nirmanakaya es renunciar a la beatitud eterna por el Yo, a fin de
seguir ayudando a la salvación del ser humano. Alcanzar la beatitud del Nirvana,
para renunciar a ésta, es el paso supremo y final, el más elevado en el Sendero
de la Renunciación. Sabe, Oh Discípulo, que éste es el SENDERO Secreto escogido
por los Buddhas de Perfección que sacrificaron el YO a Yoes más débiles. Sin
embargo, si la “Doctrina del Corazón” es demasiado elevada para ti. Si tú mismo
necesitas ayuda y temes ofrecerla a los demás: entonces: tú de corazón tímido,
sábelo con tiempo, conténtate con la “Doctrina del Ojo” de la Ley. Sin embargo,
ten esperanza; ya que si el Sendero Secreto” es inalcanzable este “día”,
tendrás acceso a él “mañana”. Sabe que ningún esfuerzo, ni siquiera el más
pequeño, en la dirección justa o equivocada, puede desaparecer del mundo de las
causas. Asta el humo esparcido no queda sin huella. “Una palabra severa,
pronunciada en vidas pasadas, no es destruida, sino que siempre vuelve”. El pimentero
no da rosas, ni la estrella plateada del dulce jazmín se convertirá en una
espina o un cardo. Puedes crear este “día” tus oportunidades para tu “mañana”.
En el “Gran Viaje”, las causas sembradas cada hora, producen, cada una, su
cosecha de efectos; ya que la Justicia impasible gobierna el Mundo. Con un
impulso poderoso de acción infalible, entrega a los mortales vidas de felicidad
o de miseria, la progenie Kármica de todos nuestros pensamientos y acciones
anteriores. Por lo tanto: toma todo el mérito en reserva para ti, Oh tú de
corazón paciente. Ten buen ánimo y conténtate con tu destino. Este es tu Karma
del ciclo de tus nacimientos, el destino de quienes, en su dolor y sufrimiento,
han nacido contigo, regocijándose y llorando, de vida en vida, encadenados a
tus acciones previas..."
A las dos escuelas de la doctrina
del Buddha, la esotérica y la exotérica, se les llama, respectivamente, la
Doctrina del Corazón y del Ojo. Bodhidarma las llamó, en China, de donde los
nombres llegaron al Tíbet: Tsung-men (escuela esotérica) y Kiau-men (escuela
esxotérica). A la esotérica se le llama así por la enseñana que emanó del corazón
de Gautama Buddha; mientras la Doctrina del Ojo era el trabajo de su cabeza o
cerebro. A la Doctrina del Corazón se le llama, también, “sello de verdad” o “verdadero
sello”, un símbolo que se encuentra encabezando casi todas las obras
esotéricas.
Helena Blavatsky (1831-1891), extracto de "La Voz del Silencio"
En la imagen, puede apreciarse un trabajo manual en bastidor artesanal, utilizando la técnica de bordado, mediante, la aguja mágica artesanal.
El objetivo principal es representar la Doctrina del Corazón, a través del contacto con los elementos que rodean a la figura principal y el trabajo personal empleando una postura que permite el acercamiento hacia el ser interior, manteniendo el equilibrio con el entorno. El color es verde representa lo vívido por el humano, al encontrar constantemente una disociación de la mente con el espíritu y el cuerpo, pudiendo llegar a la rumia mental, pero la instancia, la postura empleada, entrega la esperanza de que cada ser puede encontrar el equilibro en los tres planos antes descritos, pudiendo alcanzar la Doctrina del Corazón, de la que Asuri Kapila relataba en su texto, y que Helena Blavatsky describe en su segunda obra La Voz del Silencio.
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